lunes, 6 de junio de 2011

El recurrente

Estoy parada, desnuda pero no siento pudor por eso. Miro mis pies; son tan bellos. Sanos, cuidados, suaves. Las uñas cortas, perfectas, con un brillo natural.
Los dedos se fruncen apenas para aferrarse a la cornisa angosta. La planta nota la aspereza del revoque y un ligero cosquilleo se extiende a mis piernas.

No experimento temor a la altura y comienzo a caminar muy lentamente. Talón, punta, talón, punta.
Mis brazos se separan del cuerpo y buscan equilibrio. La brisa me acaricia toda y ya no miro mis pies. Quiero la esquina como trofeo; no falta mucho, cinco pasos más quizás.
Llego a ese punto y enfrento el vacío. Los edificios que me rodeaban desaparecieron y un sol que no lastima me besa el rostro.

Todo depende de mí. Es inclinarme hacia adelante, nada más. Es elevarme, ponerme en puntas, abrir los brazos en cruz con las palmas hacia arriba y volar. Espero una invitación y es la mano de una mujer a quién no veo, la que me empuja suavemente.

El placer de caer se transforma en la angustia de no saber cuál será mi destino. Ahora si, temo que el impacto me duela, temo desarmarme, sangrar y que no exista ayuda. Creo que voy a agonizar tratando de decir algo que nadie va a escuchar.

Un hueco oscuro y silencioso me traga. Floto en agua caliente y turbia. Me repito que esa escena ya la viví. Me rodean criaturas en un círculo completo. Son enormes y grises, intuyo que tienen hambre.
Asoman sus ojos y sus hocicos. Puedo ver las vibraciones que producen sus cuerpos en la superficie, ondas concénticas vienen hacia mí.
Sólo uno de ellos avanza con decisión, abre la boca y me come sin piedad mientras los otros observan desde su lugar.
Ya no estoy.

El que me devoró regurgita algo. Rojo, pequeño y brillante. Veo que palpita y se hunde dejando una estela larga y espesa.

Me despierto siempre con la idea de que eso será lo que no quieren de mí.

2 comentarios:

  1. Interesante sueño e interesante relato. ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Es una historia de eternidad. ¿Cuántas veces más habrá de repetirse? Lo que me intriga es esa memoria que persiste entre saltos. Si de alguna manera funcionara mal tal vez todo terminaría siendo apenas una ilusión, como en La Invención de Morel. Una vez desactivada la memoria, una de dos: se podría disfrutar más del salto o se podría decidir no saltar más.
    Saluti!

    ResponderEliminar