Cuando me dicen "te quiero" hay una parte de mí que sonríe con ternura y otra que inevitablemente despierta a la duda.
Por qué me querés? Si no me conocés?. Parece un desprecio, pero no. Es raro.
Me imagino que un te quiero es la foma corta de expresar "me gusta algo de vos". Cómo escribís, tu humor, tu nostalgia, tu forma de dibujar con las palabras, de capturar imágenes en letras, de reflexionar, de ironizar, de estar un rato visible y después volar.
Le tengo miedo a la reciprocidad, a la desilusión ajena - a la propia también - a los hilos invisibles que nos unen - nos unen? - y se cortan tan fácil. Tengo temor de la mirada aunque la busque, porque todos esperamos aceptación pero también huimos del rechazo.
A veces escucho sus voces:
- Te quiero hoy, no sé mañana.
- Te quiero un rato, hasta que me aburras.
- Te quiero porque me mostrás algo que me interesa, aunque no sepa quién sos.
- Te quiero, sin importar hasta dónde, porque total nunca te voy a ver.
- Te quiero entre tantos otros te quiero que no son para vos y son más o menos intensos.
- Te quiero cuando me conecto, después se me pasa.
- Te quiero adelante de todos; detrás ... quizás si, quizás no.
- Te quiero sin sentido, porque con sentido nunca quiero.
- Te quiero, porque prefiero querer a alguien que no puedo tocar y eso es preferible a estar solo.
- Te quiero porque en estos tiempos, querer es tan fugaz que el desamor duele un momento y se olvida rápido.
- Te quiero porque idealizar me sale bien y concretar siempre agobia.
- Te quiero y no me importa si me querés, porque siempre hay otros.
- Te quiero pero te odio también.
- Te quiero y pienso que me querés. Porque me querés, no?
Pido que me quieran a medias.
Dejen un espacio para meter mi desconfianza, mis errores, mis monstruos, mi pesimismo, mis fracasos.
Y si aún así, me siguen queriendo, tal vez pueda empezar a entender todo un poco mejor.