sábado, 2 de julio de 2011

En blanco

Hablábamos todos a la vez. Podría asegurar que lo que cada uno decía, nadie lo escuchaba. La mezcla de voces armaba un solo bloque monocorde sin pausas y parecía no tener fin. Hasta que la puerta se abrió de golpe y entraron juntos: él: impecable, supremo y temible; avanzó hacia el escritorio y apoyó sus cosas. Lo acompañaba un silencio conmovedor que instantáneamente se acomodó en el aire.
La sentencia fue corta: "Saquen una hoja".

Nos miramos sin atrevernos a cuestionar la falta de aviso y nos masticamos la protesta, saboreando el amargo presentimiento del aplazo.

El blanco de la hoja aterra cuando se impone llenarlo. La mirada puede morir buscando un punto donde caer, pero el blanco está desierto de puntos.
En un lugar insondable y oscuro están las palabras, pero en ese instante se niegan a la luz y si es vano el intento de hallarlas, imposible el de unirlas con sentido.

El blanco atrapa. La angustia creciente del tiempo que corre y no perdona; la lucha heroica de rescatar el ingenio confinado en algún recoveco carcelero de la mente.

El blanco maltrata. Disuelve cualquier recuerdo que surja, opaca la memoria y nubla la vista, al extremo de fundirla con el mismo blanco.

El blanco aliena. Uno cree ver reflejado su propio rostro sin expresión alguna, ni siquiera de duda. Uno espera que un ejército de letras asome por los márgenes y avance ordenado, formando algo digno de leer.
Ese rectángulo cruel se transforma en un agujero donde pretendemos meter el brazo entero y hurgar hasta que los dedos encuentren algo. Y no hay nada.

El blanco bloquea, anula, impide plasmar. Asusta, coarta, descalifica cualquier atisbo de improvisación.
Escribir bajo mandato, aprisiona el deseo de hacerlo.

Él se detuvo a mi lado, sacándome del letargo. Extendió su mano y me pidió la hoja. Se la entregué como quien se desprende de sus armas en una batalla y se da por vencido. Pero antes le dediqué una mueca desafiante, la del que pierde pero quiere pronta revancha.

Cuando se dispuso a corregir, se encontró con este texto. Él, mi profesor de Literatura, acostumbrado a mis rebeldías, terminó por aprobarlo.

8 comentarios:

  1. Me imaginé el final, se que su mente no tiene blancos.

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  2. Mire, no hay mayor sentencia en el devenir diario de un adolescente que pueda generar un trauma tan severo que el "saquen una hoja".
    Con decirle que luego de 17 años de terminada la secundaria, todavía hay noches en las que me despierto sobresaltado y busco mi repuesto de hojas Rivadavia.

    El texto es soberbio. Con un final a la altura.

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  3. Muy bueno.
    También estaba el famoso amague de la hoja en blanco.
    Saquen una hoja
    Ehh profesor va a tomar parcial?
    Si. Saquen una hoja.
    (Una hora después)
    Bueno alumnos esta nota no se promedia, es para ver si leyeron el texto.

    ¿Con qué objeto hacer sufrir a la gente?

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  4. Uniendoletras: mi mente tiene blancos como la de todos. La pausa que uno se toma para escribir es un blanco y si nos exigimos sin ganas, es nefasto. Gracias por leerme, como siempre.
    Abrazo!

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  5. Mariano! Buen comment, a todos parece que se les despierta el adolescente con este texto. Pero en realidad fue escrito para todos. Ese instante en que querés producir para tu blog y no te sale nada de nada.
    Abrazo y bienvenido!

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  6. Staff de Bla Bla Bla: Bienvenido también, vi otro comment por ahí tuyo (por lo de Oblogo, gracias ;)) Con qué objeto hacer sufrir? Buena pregunta. El stress que se sufre es durísimo, pero mi profesor en este caso fue benévolo y aprobó.
    Gracias por tu lectura y tu valoración.
    Abrazo!

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  7. El blanco puede intimidar, pero oculto, entre líneas (como podría tener líneas el blanco) nos dice que hay chances, que hay opciones, que hay vida; contrastando con la muerte que es toda negra.
    Excelente, como siempre...

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  8. Hola Corto de Genio: bueno, aquí se ha disparado para el lado de la vida y la muerte. Me gusta tu interpretación, es jugada. Siempre hay chance de seguir escribiendo las páginas de nuestros días, aunque se ensombrezca de vez en cuando.
    Me encanta cuando me visitás, abrazo ;)

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